
Winsu está casado y es padre de cuatro hijos. Apenas sale de casa y cuando lo hace se siente obligado a cubrir su rostro con un pasamontañas y gafas de sol para no asustar a la gente y no sentirse ridiculizado.
Estos tumores comenzaron a desarrollarse en su cara cuando tenía tan solo 19 años, con 24 se le había extendido a la espalda y con 32 ya tenía todo el cuerpo cubierto de estas ‘burbujas’.
En los inicios de la enfermedad, los padres del joven comenzaron un periplo de médicos y dermatólogos sin demasiada fortuna. Todos quedaban asombrados y a la vez desconcertados por los extraños síntomas.
Lo único que sacaron en claro es que era genético y podía ser causado por una anormalidad en el sistema nervioso que causa tumores benignos que se desarrollan en la piel o en el hueso.
Ha probado una infinidad de tratamientos pero todos sin éxito. La incapacidad de encontrar una cura sumado al hecho de no tener recursos económicos para financiar el tratamiento, ha llevado a que Winsu tenga que convivir con enfermedad.
Cuando se dio cuenta de que su hijo mayor Martín Ananda, de 32 años y su hija Lis Candra de 26 años desarrollaban la enfermedad decidió dar a conocer al mundo su condición en un intento de encontrar una cura para sus hijos.

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